Una de las paradas que se debe
realizar en San Felipe es en la alfarería de Don Martín y en la alfarería de
Don José. Ambos alfareros heredaron la técnica que enseñó el cura Hidalgo a los
habitantes durante su estancia en la entonces Villa de San Felipe.
La alfarería de Don
Martín, se encuentra ubicado en un predio que fue adquirido por la asociación
de alfareros de la ciudad con la finalidad de atender los requerimientos del
gobierno estatal en favor de la ecología.
Después de un trayecto de
aproximadamente 15 minutos desde el centro de la ciudad, llegamos a la
alfarería de Don Martín. Estaba trabajando en su torno cuando llegamos, sin
embargo no fue impedimento para recibirnos con singular alegría – al parecer
actitud sanfelipense pues en todos los lugares nos recibieron de la misma
manera.
Mientras lo veíamos
trabajar nos contaba acerca de la manera en qué comenzó en el oficio de
alfarero y de su larga trayectoria en el mismo. Don Martín realiza una gran
variedad de piezas que van desde las más típicas como una olla o un plato,
hasta piezas con motivos de horror o animales casi a tamaño real.
En esta alfarería podrás subirte
al torno e intentar crear tu propia pieza de barro, siempre guiado por el
dueño. Parece fácil pero resulta más complicado de lo que imaginabas.
Podrás conocer también el horno
de gas en el que queman actualmente las piezas y el horno de leña que se usaba
anteriormente.
No olvides comprar una de las
piezas que se realizan aquí, así te llevas un suvenir muy tradicional y apoyas
la actividad económica de estas personas.
Después de una larga plática con
este simpático personaje partimos nuevamente hacia la ciudad a la alfarería de
Don José, mejor conocido como “El pájaro”, apodo que asegura se ganó desde que
era niño y jugaba beisbol, por la gran velocidad a la que corría pues parecía
que volaba.
Don José utiliza una técnica aún
más tradicional pues todas las piezas son hechas a mano, no hay torno de por
medio, y la quema la realiza en un horno de leña. Para nuestra fortuna,
llegamos cuando estaban trabajando él, su esposa y una de sus sobrinas. Vimos
como hacían el abrillantado y producían 500 platos que les habían encargado
para una comida. Tuvimos la oportunidad de ver cómo salían las piezas al rojo
vivo del horno. Nos explicó también que trabaja únicamente en base a pedidos y
lo hace todo el año.
Don José y su esposa se muestran
preocupados debido a qué son las únicas personas de la localidad que llevan a
cabo esta actividad de tan singular manera. Ninguno de sus hijos está
interesado en continuar con la tradición de la alfarería; tienen la esperanza
de que su nieto de apenas 3 años sí lo haga pues desde ahora muestra un gran
interés por la actividad, al grado de que él realizar sus propias piezas desde
el amasado de la arcilla hasta la cocción de las mismas.
Aquí también tienes que comprar
una de las piezas que se elaboran para seguir contribuyendo con esta antigua
actividad para que aprecies las dos distintas técnicas que aún sobreviven en
San Felipe.
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